Letras para la Música «La Guerra de las Galaxias»

Letras para la Música «La Guerra de las Galaxias»

“LA GUERRA DE LAS GALAXIAS. Main Theme.”

        Por David Breijo

A grandes rasgos, hay tres films clave en el cine norteamericano que cambiaron el curso de su Historia. Y los tres comparten el hecho de tener bandas sonoras magistrales, que todo el mundo conoce y ha tarareado alguna vez. “La Guerra de las Galaxias” es uno de esos tres films.

“La Guerra de las Galaxias” (o “Star Wars”, como prefieran, dependiendo de si durante su infancia reinaba en televisión Torrebruno o ya no) dispone de una briosa columna musical cuyo tema principal es una fanfarria impetuosa, que te predispone a cruzar el hiperespacio de salto en salto, a vivir una aventura única junto a un puñado de compañeros ¿humanos? y de otras especies, amén de unos cuántos robóticos. Y, como en las grandes fábulas morales, del lado de “los buenos”.

La música del maestro John Williams no es ajena a esta elección, ya que también existe la seducción del Mal. O el “lado oscuro de La Fuerza”, representado por la Marcha Imperial, que acompaña a Darth Vader, un icónico malvado al que en las secuelas y precuelas se le verían las costuras que deja en el cuerpo el trance de cruzar de la Luz a la Oscuridad. Vader irrumpe en pantalla rodeado de sus huestes y ha sido copiado u homenajeado tantas veces y en ocasiones muy bien. Piensen en la elegante irrupción del grupo de terroristas a la fiesta de Navidad de “Jungla de cristal”, por ejemplo.

Los críticos no adeptos, llaman a “La Guerra de las Galaxias” (1977), un pastiche. Una suma de 60 años previos de Cine: hay momentos de western (homenajes explícitos a clásicos como “Centauros del desierto” de John Ford); de subgéneros como el cine de espadachines a lo Errol Flynn o de samuráis; de caballeros de la mesa redonda y de brujería; y, por descontado, a la Ciencia-Ficción más popular, la que es más “pulp” y menos Ciencia.

El proyecto no resultó tentador para las estrellas del momento y memorable fue la excusa que dio Al Pacino para rechazar enrolarse: “no entendí el guión”. Pero sí se subieron al carro espacial un puñado de actores emblemáticos: como Ben Kenobi, un trasunto de sensei, Alec Guiness, quien había silbado la marcha sobre el río Kwai mientras cruzaba a su propio lado oscuro; Peter Cushing, actor que nos evoca tantos films de terror británico, en el rol del malvado Gran Moff Tarkin (“tiene nombre de polilla enorme”, dijo el intérprete). Incluso Darth Vader tiene algo de su compañero de tantas películas, el aristocrático Christopher Lee, que aparecería finalmente en precuelas del film. En verdad, Vader fue interpretado por David Prowse, si bien este siempre tuvo la espina clavada de que George Lucas optara por sustituir su voz con la cavernosa del actor James Earl Jones.

“La Guerra de las Galaxias” era una digestión de mucho cine añejo, sí. Pero pasó a ser canibalizada a su vez. Desde aquel “Los Siete Magníficos del Espacio”, a la italiana “El Humanoide” o “Star Crash”, con un joven David Haselhoff, mucho antes de subirse al Coche Fantástico. Y así hasta las parodias ajenas animadas de Padre de Familia, pasando por parodias propias hechas en especiales televisivos de Navidad o con Los Teleñecos.

La suerte de los protagonistas originales también fue variopinta: la estrella de Harrison Ford se disparó para siempre; Carrie Fisher pasó por etapas de depresión, dependencias y finalmente de autoayuda, gracias a la escritura de guiones; Mark Hammill lo llevó con peor fortuna hasta la resurrección de su papel en las postreras secuelas, tras haber pasado incluso por la autoparodia. Enhorabuena, pocos vuelven de ahí.

“La Guerra de las Galaxias” fue un blockbuster, palabra que define a una película que arrastra hasta la butaca del cine a gentes que usualmente no van. Cambió para siempre el sistema de producción hollywoodiense a partir de 1977. George Lucas les mostró el camino. Cierto: no gustó a todo el mundo. Incluyendo a la esposa de Lucas que, años después, tras su divorcio y recolección de gananciales, afirmó: “me casé con un tipo que quería cambiar el Cine y me divorcié de un fabricante de juguetes”.

(¡Ah! ¿Cuáles son las otras dos películas que influyeron definitivamente en la Historia del Cine comercial? “Lo que el viento se llevó” y “Psicosis”. Los por qués, ya son otra historia.)